21 Sept 2010

Epístola abierta.

1.- Hago público mediante la presente carta/manifiesto/oloquesea! mi más profundo deseo de autoexpiación. Desconozco mucho sobre este tipo de prácticas, sin embargo quien escribe se ha visto en la necesidad de purgar sus culpas, porque aunque no usted crea que este ser humano o mutante allende la pantalla siente culpa. Ayer mismo se sintió culpable por hablar de más. Hoy habló menos y expió su culpa. Final feliz y todo arreglado...

2.- Pero como todo buen humano ha de saber, no existen los finales felices. No se trata de expiar la culpa intrínseca de estar vivo, sino de culpas mucho más cotidianas. Tampoco es una cuestión de sentir culpa por las condiciones materiales que me he/han procurado, semejante snobismo sería más penoso que ridículo, y todos sabemos que ser penoso es lo último que desearía cualquier ridículo.

3.- Se advierte, a quien sea que esté leyendo, que mediante esta carta/manifiesto/oloquesea! se tiene un doble propósito, a saber, el de repetir aquél panfleto que fuera publicado en un poemanuncio previo. Si bien como panfleto no obtuvo el éxito que necesitaba, se espera que esta vez bajo el disfraz de "volante" que sustituye el feo verbo panfletear por el elegante concepto de "volantear", se obtengan resultados más cercanos al óptimo.

4-. Dando paso al contenido de este texto, la asamblea de Tomasilandia declara:
4.a- Expresar su más sentido pésame a todos los muertos de este año y de los años venideros, que aunque se sabe que el sol sale todas las mañanas, las noches siguen siendo igual de tristes; y aunque se sabe que todo humano ha de morir (por lo que problemas de sobrepoblación son irrisorios dado que siempre la cantidad de humanos nacidos ha de ser igualada, tarde o temprano, por la cantidad de humanos muertos.), no deja cada una de esas pérdidas ser un dolor que se guarda y muchas veces se esconde.
4.b- Ratificar el alejamiento progresivo, del cual también me confieso culpable y profundamente arrepentido, de los cafés, los libros ligeros, las miradas cómplices y los lápices de colores. Conforme a lo dispuesto, y para expiar de manera adecuada mi culpa, me limito a decir que dicho alejamiento que como contrapartida ha acentuado un habla del todo inadecuada así como la lectura de relatos terroríficos y horrendos, ha sido producto de la mitad de mi voluntad, demostrando una vez más que las cosas han de ser hechas a medias.
4.c- Inducir a los complejos de culpa establecidos a emprender su retirada de estas tierras que han sido conquistadas por la luz del sol invierno, las gotas de lluvia y el frío gélido de las mañanas nítidas que se asoman después del llanto celestial... quién dijo que los dioses no lloran!

5.- Por lo mismo, y en virtud de reiterar el poemanuncio, se recuerda a quienes sean las personas interesadas que la retirada del invierno se hace cada día más patente, que las miradas furtivas entre nuestro hemisferio terrestre y el Sol -según se piensa- irán en aumento y que, por tanto, las tropas que defienden este territorio se muestran en profunda decadencia y bordeando el desabastecimiento. Por ello, si bien el poemanuncio se jactaba de una serie de requisitos para la búsqueda de un ejemplar bípedo implume de frambuesa, ahora ha de incluir un amplio conocimiento en tácticas de Guerra Contra la Culpa (WOG según sus siglas en inglés, prima en segundo grado de la WOT) así como un contingente suficiente para poder soportar los embates de la leucopenia.

6.- Nuevamente se agradece la buena disposición de quien lee a dejar sus datos en la dirección correspondiente al siguiente código postal: 7880390. En caso de no saber escribir o haber manchado con frambuesa el sobre y sea rechazado, se ruega venga personalmente en horario de oficina el último sábado de cada mes.

7.- Tomás Leyton M.
"Pe de la erre" de la República de Tomasilandia.

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