4 Dec 2016

Carta.

Entiendo que eliges por quien sentir apego cuidadosamente porque tienes miedo que te duela el desapego. Entiendo que no se puede exigir reciprocidad en el afecto, lo entiendo tan bien que no me molesta tanto entregarlo sabiendo de la falta de correspondencia, porque a final de cuentas la consecuencia con lo que siento es más fuerte que la desilusión de hacer cosas por quién no haría lo mismo por uno. No siento que mi cariño sea la gran cosa, no siento ser merecedor si quiera que me pasen cosas buenas, no me siento una buena persona ni distinto ni especial ni nada. Por lo mismo no encuentro descabellado el no ser correspondido afectivamente ni que mis esfuerzos por hacer felices a las demás personas a veces no sean considerados. Y de verdad entiendo todas esas cosas y por eso mismo creo que no me duelen tanto. Y también porque no me gusta darme vueltas en el dolor en posición fetal mientras me miro el ombligo constantemente. Pero para mí hacer lo correcto no tiene que ver con cuestiones circunstanciales sino con lo que creo que está bien, por eso te pido perdón cada vez que siento que me he equivocado o hago cosas que la gente califica de buenas a personas que la gente piensa no lo son tanto. Pero no me importa rebatir ni discutir eso. Más bien me importa decir que tu mala onda me lastima y sé que no lo reconocerás y sé que serás sincera en no reconocerlo intencionadamente porque lo más probable es que para ti sea algo inconsciente. También sé que esas excusas no lo hacen menos real. De todas formas te deseo el bien, no porque me crea bueno ni nada, sino que de verdad no sé hacer otra cosa.

Que tengas una vida agradable.
Adiós.

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