4 Dec 2009

Viaje al teatro.

Fui al teatro.
Estuve sentado entre el publico, pero yo sabía muy bien que mi rol no era ese.
Yo necesitaba de un personaje, de un rol más activo.

Sentí ganas de cambiar las cosas, de no ser espectador, de poder responder las preguntas y que éstas no fueran sólo retóricas; quise alzar mi puño ante la figura de Marmaduque, quise ser parte del montaje y no sólo ser reducido a simple escenario o ambiente.

El peor actor de la obra fuimos nosotros, reducidos a dos simples emociones; reducidos a un aplauso. Completamente atrapados por el asiento, pegados al libreto y sin la facultad de decidir qué hacer ante la eventualidad o el azar: arrojados a la inmovilidad que reviste el frío asiento, el pésimo rol de ser nada más que un espectador.

Limitado a escuchar, sólo recibir; entes pasivos, retratados, pintados, inmóviles. Imposibilitados de hablar, vetados de la palabra, empequeñecidos a la risa o el llanto, reducido nuestro cuerpo al choque de nuestras palmas de las manos; nuestra voz, el sonido tímido del aplauso; el murmullo de la risa; de vez en cuando toser.

Apegados religiosamente al libreto de espectador cuyo parlamento es silencio inmáculo hasta que acaba la función, nos vamos a nuestras casas y volvemos a la vida, a la palabra, al cuerpo, al rol que mejor sabemos desempeñar. Ese que es completamente reprimido en la ida al teatro porque la interpretación ha sido cooptada por los actores que esperan el beneplácito de nuestros aplausos, la mirada pasiva y nuestro más riguroso respeto.

Que TODO el teatro vuelva al diálogo, un diálogo igualitario entre actor y espectador. Quizás así podamos comunicar-nos, unirnos, juntarnos... quizás así haya un poco más de empatía.

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"Un 82% de la población NO va al teatro."
Que entonces el teatro sea el que vaya a las personas... no puede ser tan difícil... por último hacemos un puerta a puerta, estoy seguro que los conserjes nos dan permiso =)

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