10 Jun 2009

- - - - -

Pude ver lo que dejó tu egoísmo olvidado entre los rasguños lastimosos de tu último respiro. Pude ver también lo que tu orgullo aplastó y a cuantas criaturas simpáticas ahuyentó. Pude ver lo que hiciste sólo para tu complacencia y capricho. Y aveces también solía ver cómo pasabas por todos lados, como si hubiese algo que te empujara a escupir ácido y convertir en hielo todo lo que tocabas; como si alguien te obligara a respirar agitado y disparar sobre tus pies.

Luego de observar detenidamente como tu vida transcurría impasible, quise interponerme en tu camino. Ya conocía tus estrategias, conocía tu forma de tratar a las personas y me dispuse a no ser sorprendido. Planee detenidamente como responder de la mejor manera a cada uno de tus insultos, imaginé cada situación posible y medité sobre mi futura reacción. Al cabo de unos meses ya estaba preparado, iba a proceder según mi estrategia, quería demostrarte lo equivocado que estabas a cerca de todos. Pero me miraste y me sonreíste. Yo no entendí tu provocación, me pareció fingida y me irrité a tal punto que decidí seguir con mi plan ciegamente. Me miraste acongojado y temeroso, te escondías entre tus lágrimas pero ya estaba resuelto, tenía que hacerte pagar por todo lo que habías hecho. Cuando acerqué mi mano a tu cuello incluso tuviste la osadía de resistirte, pero ya todo estaba planeado y desde que te defendiste las cosas tomaron perfectamente el curso predicho, el desenlace fue tal como lo anticipé. Tu cuerpo recordará por siempre ese momento. Es una lástima que no estuvieras ahí para verlo.

No comments:

Post a Comment