¡Perdiste el don!

¡Debiste haber visto mi cara sonriente!
¡Mis carcajadas grotescas!
Fue muy gracioso para mí,
pero lo siento:
perdiste el don,
tu prosa está oxidada,
te hace falta la inspiración,
hasta tus sentimientos están llenos de trabas
y no eres capaz de dar fluidez
ni trasnparencia a lo que sientes.
Lo lamento, pero me causa gracia!
Tus cartas ya no tienen sentido
y tus palabras son ajenas,
se nota que alguien te ha estado "ayudando"
y que tus amistades te han consumido,
porque aunque no lo quieras aceptar
eres igual a mi en esto,
no puedes ser tú mientras estés con otros.

Mientras no seas capaz de escribir en la soledad absoluta,
seguiré meneando mis mandíbulas de la forma más ridícula posible,
porque aunque estoy seguro que estas risas
no me harán olvidar lo demás,
por lo menos me ayudan a pasar el rato de buena gana,
me ayudan a reirme un poco de mi mismo
y seguir adelante,
sobre todo,
seguir un poco más adelante.