3 Aug 2016

Las manitos: ¿dónde están? o sobre quién sembró semejante preocupación en mi inconsciente.

Muéstrame cómo jugar con las manos, por favor
me pasa que honestamente
no sé qué hacer con las manos
no sé donde meterlas
donde guardarlas
o si acaso esconderlas.

No es tan fácil cuando
las superficies parecen diminutas
y las manitos tapan el sol con medio dedo
por poner un ejemplo
o metáfora
del gran tamaño que tienen.

-siempre me ha gustado jugar
a explicar las cosas evidentes
de modo que se siembre la duda:
no será, esta explicación de lo evidente,
una pista de lo oculto,
de un significado sutil
que acaso no he logrado advertir?-

Las manos ingentes
se esconden en los bolsillos esta vez
se mandan cambiar
se guardan
salen a trabajar un poco,
escriben de cuando en vez
como ahora
(ahora que está leyendo
no estoy necesariamente escribiendo)
o como antes
(puesto que ahora está leyendo
y ya pasó el momento
que estas manos estuvieron escribiendo).

El punto es que no sé
qué hacer con las manos.
Si acaso taparme la cara con ellas
o agitarlas a modo de saludo alegre al verte
o al ver cualquier otra persona,
porque, digamos las cosas como son,
todas las personas me parecen iguales:
mi ceguera creciente no logra distinguir
una figura humana de otra;
mi sordera no me permite diferenciar
un timbre de voz de otro,
apenas siento vibraciones e imagino las palabras en mi mente
que tampoco funciona tan bien,
ya que ni si quiera recuerdo mis manos por las noches
y tengo que
constantemente
cerciorarme no hayan huido
de semejante desastre de cuerpo que llevo a cuestas.

Por lo mismo, y para mantenerlas entretenidas
y, porqué no decirlo,
para seguir escribiendo con ellas,
te pido me enseñes a jugar con las manos
cosa que estén ocupadas
haciendo algo que las divierta
y que se queden conmigo un tiempito más
mal que mal
son prácticamente la única compañía constante
que me va quedando
en este mar de figuritas de madera
que se desvanecen en el horizonte.

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