14 Nov 2013

La pobreza es no tener para lo que se necesita, la austeridad es tratar de no necesitar demasiado. Casi siempre se puede ser pobre, o sentirse pobre al menos, pues lxs humanxs podemos incrementar nuestro espacio de necesidades hasta niveles insondables. Cuando se habla de pobres, sin embargo, no se hace alusión a la procedencia de esa pobreza, por eso es mejor hablar de empobrecidxs. Sea a causa de la privación y la injusticia que se niega la comida o el techo, o a causa de la invención de por parte de unx mismx de necesidades que agrandan esa esfera de lo necesario. El problema con agrandar la esfera es que para unx poder estar relativamente tranquilx, debe tener esas cosas que cree necesitar, y mientras más cosas se cree necesitar más difícil de alcanzar se vuelve esa tranquilidad. Un segundo punto sobre agrandar la esfera es que las necesidades suelen ser individuales y/o centradas desde una mismidad. Son necesidades para uno mismo, o en caso de ser percibidas como colectivas, son necesidades para nosotros. Siempre en primera persona. Cuando crece demasiado el espacio para las necesidades, se agranda, irremediablemente, el espacio de la mismidad, de la primera persona, del yo y el egoísmo. Se reduce la posibilidad de ver al otro, de comunicarse con un otro; se acrecienta la distancia con la tercera persona, se le transforma, incluso, en un objeto de necesidad: "eres algo más que necesito".
Por eso creo en la austeridad, no como habitar la pobreza de manera ridícula, sino como ese intento sincero, sobre todo sincero, de no necesitar demasiado y reconocer que desde la burguesía en la que algunos vivimos, ya tenemos más de lo que necesitamos. En la austeridad como el intento honesto de no necesitar demasiado, sacar la mirada del yo y fijarla en el horizonte, en todo eso que está fuera tratando de comunicarse con nosotrxs.

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