30 Oct 2013

ST

Yo la miraba no más
porque no me atrevía a estar con ella
ni si quiera a acercarme mucho
y claro, la miraba y la admiraba
incluso quería un poco tener sus agallas
sus pulmones para gritar basta
sus manos para tirar piedras
su escudo sobre todo le enviaba
para defenderse de todo lo que le llegaba
un escudo medio ciego,
porque hasta las flores le rebotaban
si no las había encargado ella misma,
pero muy eficaz porque no pasaba nadie ni nada.

La miraba pero no de tan lejos
porque igual soy un aventurero
y me hubiera gustado que me notara mirándola
fijamente
de hecho ponía toda mi energía en la mirada
que le lanzaba desde no-tan-lejos
y repetía en mi mente
"mírame"
como quién pone a repetir
la canción que le da vueltas en la cabeza
pero no me miraba
ni cerca de mirarme la verdad
entre el espejo que llevaba a todos lados
y su generador de hologramas bidimensionales
no tenía mucha chance
su mirada siempre me parecía distante.

Así que me quedaba ahí,
acechando sus fuerzas
admirando su vanidad y elegancia
su belleza también
sobre todo su belleza que no era poca
y ella lo sabía
y los dos admirábamos su belleza.

Yo la veía soñar con los pies anclados en la tierra
y envidiaba profundamente esas raíces
que la mantenían pegada al suelo mientras soñaba
soñar con lo posible se veía tan bello
se notaba tan madura al hacerlo
y quería cosas tan terrestres
que incluso de mirarla tanto me dio un gusto por la tierra
que debo reconocer
antes no tenía

Y la miraba como se maquillaba
se llenaba la cara con polvos mágicos
que la hacían florecer aún más
y yo sólo la contemplaba
medio escondido medio mostrándome.
Hasta que al final me hice el gil
y me acerqué
como quién no quiere la cosa
disimulando no muy bien
para que diera cuenta que lo hacía a propósito
que quería que me mirara
entonces di unos pasos hacia ella
y mirándola muy fijamente
le pregunté la hora...

Desastre total,
debí haberle preguntado otra cosa
qué le parecía el sol
o si le gustaban las estrellas
o si quería una taza de té,
algo que la forzara a levantar la vista
pero no,
porque se me ocurrió preguntarle la hora
y claro
miró su reloj
y me dijo la hora sin mirarme
y siguió contemplándose
y yo que tenía todo apostado a la mirada
me quedé ahí
mirándola a tan escasos metros
y sin poder si quiera ser visto

y bueno, se dio media vuelta y se fue
yo me distraje y ni me fijé dónde se fue
pero pensé que era mejor así
aunque en verdad no lo fuera
porque no pude decirle que dejara las raíces
para que voláramos juntxs un rato
por sus sueños o por los míos
no importaba.







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