3 Feb 2012

Hay una suerte de manía en cierto tipo de personas que se dicen intelectuales. Les gusta pretender que son expertos en áreas que escapan a su saber y juegan con la ignorancia. Eso de jugar con la ignorancia me parece simpático, sobre todo cuando se juega a engañar la propia. M pretende saber mucho de música docta y arte en general sin ser artista. Su brabuconería lo lleva a hacer juicios muy crípticos sobre distintas obras de arte adoptando una posición que ni los que de verdad están posesión de los saberes necesarios harían. Me pasa lo mismo con D cuando habla o escribe de cine, Z cuando habla sobre casi cualquier cosa, L cuando habla de la vida o conmigo cuando hablo de muchas cosas (aunque trato de hablar monológicamente sólo cuando se trata de cosas que creo que sé, como violencia o política o educación). Yo creo que está bien hablar, pero cuando ese hablar se convierte en monólogos pseudoexpertos sobre algo que se conoce a medias, es fome: no se trata de compartir, se trata de hacer un altar al ego y al onanismo.

No comments:

Post a Comment