12 Mar 2011

Probabilidad.

Te di una entrada para el teatro,
la otra la guardé para mí.
La idea era ver si nos encontrábamos.
La idea era que yo fuera con la esperanza de encontrarte,
de estar ahí
expectante
pendiente de algo que no era la obra,
pensando en lo improbable.
Calculamos juntos la probabilidad de encontrarnos
estuvimos un buen ratos luchando contra los números
y vencimos,
la entrada es válida hasta el 24 de Abril
y sólo para Viernes Sábado y Domingo;
la probabilidad es de 21 sobre 441 (en teoría, claro
porque me hiciste ver que es más probable
que yo no vaya un Domingo
o que tú si vayas un Viernes).

Pero decidimos jugar a otra cosa
la verdad lo decidiste tú
y yo acepté de buena gana
que ese 4.7% creciera
y que
quizás
seguramente nos veamos.

Ahora el problema es calcular la probabilidad de lo contrario
ahora ya no estaré esperando que vengas
que -como todos sabemos-
era la probabilidad más baja en el escenario anterior,
ahora estaré esperando
o más bien temiendo
que no vengas
y estaré nuevamente
apostando a la probabilidad más baja,
como siempre,
sólo que ahora no sabré asociarle un número
que me esfuerzo en llamar probabilidad.

---

Eso hasta el viernes en la tarde, porque me llegó un mail que cambiaba el día para el domingo. Y eso, nuevamente, hasta el sábado en la noche, cuando ya había confirmado las entradas, porque me llegó un mail diciendo que no podría ir, por lo que fui solo. Fui, la busqué en dos ocasiones con la mirada mientras estaba en la fila. Al terminar la obra me acordé de nuevo y cuando iba caminando también. Fueron cuatro veces en total más unas dos o tres que sólo pasaron rápidamente en mi mente. De todas forma lo importante es que por más que me esfuerce en calcular probabilidades y redes para atrapar la realidad como si fueran mariposas, siempre hay algo que se me escapa, siempre hay algo que no pude prever. (Y eso me encanta)

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