17 Aug 2010

simple writting

Sabía que me gustabas, pero creía que lo podía manejar. Llegaste y me había propuesto no pescarte tanto como la vez anterior. Pasó lo que tenía que pasar y cada vez estábamos más cerca. Hubo dos cosas que me hicieron darme cuenta que ya estaba más que perdido, primero, me comporté como un niñito pequeño cuando escuché que me/nos molestaban aquél día que nos quedamos hablando. Después, quizás influenciado en mi inconsciente por la reciente lectura de Freud, sentí eso que hace mucho tiempo no sentía: celos. Si me hubiese quedado un día más juro que te hubiera dicho todo. Ahora tendré que esperar una semana y estoy casi seguro que no será lo mismo.

No abrigo la esperanza cierta de tu correspondencia; te mentiré también diciendo que me sentía mal porque no supieras, si somos amigos, pero ambos sabemos que es un parche antes de la herida. Seré cobarde, como siempre, y me quedaré callado más de lo necesario. En caso de acertar, sugeriré tímidamente que nos juntemos después de clases y aduciré que no me gusta que me vean los demás humanos de la escuela. Aceptarás, sé que aceptarás porque mi propuesta será razonable. En caso de fallar haré como si nada, aunque ambos sabemos perfectamente que la nada no existe...

No comments:

Post a Comment