6 Nov 2009

Gatica.

Hoy, después de casi tres años de haber salido del colegio, vi la foto de un profesor del colegio. Él siempre contaba historia de su infancia o anécdotas que le ocurrían constantemente. A todos nos encantaba escuchar las historias, estaban llenas de fantasía y comedia, pero siempre se comentaba que las historias eran inventadas. Evidentemente, yo fingía no creerlas, pero cuando me detuve frente a su foto inevitablemente deseé, con cierta nostalgia, que a mi vida le paran cosas como las de él; imaginé qué sería de mi vida más adelante, si podría contar historias tan entretenidas, pensé en inventarlas, y en ese mismo momento, por primera vez desde que conozco a Gatica, pensé que sus historias podrían de verdad ser sólo un invento. Deseché tal alternativa tan poco halagadora, porque me di cuenta que sería fútil pretender que mi vida fuera un invento, mi vida no es sino un sueño.

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