1 Jul 2009

Otro invento; uno no creacionista.

Sencillamente no se puede hacer como si nada cuando la nada ha dejado de ser invisible.

Hoy, mientras caminaba por las afueras de liceo 1, pensaba que mi padre -un titán- me había dado algún poder sobre natural. De la misma manera que Cronos le dio a Zeus poder sobre el trueno, mi padre, un titán troglodita, me dio en herencia la facultad de ser invisible. Simplemente, mientras caminaba, me hacía invisible. Grosso error: Los pisotones no se hicieron esperar, los empujones y las caras de extrañeza abundaban como la lluvia de hoy en la tarde.

Como caminaba solo, una costumbre ya muy arraigada con el paso del tiempo, pensaba en contarle a alguien mi genial idea -la de ser hijo de un titán troglodita- y al mismo tiempo vino la misma valla a mi imaginación que ha estado molestando estas últimas semanas: Pensé que le decía que había pensado incluso como le decía. Luego pensaba que pensaba que le decía que había pensado... y etcétera, etcétera... en ese punto mi mente se bifurca y cada sección sigue su rumbo, una ecuación exponencial sin resultado real. Mientras tanto yo todavía reía solo por lo del titán troglodita.

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