16 Aug 2009

Alors... = |

Arrastraba los pies cuando caminaba,
miraba al suelo constantemente,
no pisaba las grietas de la acera,
tenía la mirada hacia adentro,
las manos sucias, los ojos caídos,
el pelo triste, los pies helados,
las manos entumidas,
la bufanda se caía y el paraguas se había olvidado de él.

La calle lo miraba de reojo,
como para que no se sintiera observado.
Los postes comentaban la desgracia en las alturas,
los cables transmitían raudamente sus mensajes,
las luces no se perdían detalle,
los grifos aguantaban su sed de preguntas.

Él no los notó y
no fue gracias a la capacidad de disimulo
de nuestros rutinarios espectadores,
sino que desde entonces estaba completamente solo.

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