31 Jan 2009

Historieta (al fin soy el héroe). Ad-vertencia: bípedo implume anda suelto y se ha extraviado en una laguna. Mental.

Había un grupo de personas que jugaba a la guerra de agua, entre ellos estaba yo. Estaba obscuro y estaba la niña que me gusta en el grupo. Me tocaba mojarlos y tomé la manguera, todos corrían en derredor menos ella; se había escondido a mi lado para que no la mojase, pero cuando la veo exclama: "¡¡no, con él no, con él no!!" con un gesto de desprecio tremendo. Al instante entendí -por su mirada- que a mí era a quien rechazaba, por lo que me sentí bastante mal, me amurré y me fui a otro lugar; prefería estar solo un tiempo. Me fui al patio del colegio donde estudiaba, y encontré a uno de mis amigos, me mostró su nuevo juguete, era una especie de robot, pero tenía apariencia humana. Parecía un joven de unos 17 años, de aspecto agradable, tez clara y mirada inocente. En el acto llega ella, y con mi amigo planeamos engañarla y hacerle creer que era una persona de verdad. La sorpresa la llevamos nosotros porque el juego se nos salió de control, no fue una tragedia como en los casos que aparecen en televisión, pero ella se enamoró del robot, sí, la misma que yo amaba... El problema se agrandó cuando el robot podía controlarse a si mismo, él era un verdulero y al parecer se llevan bien con las floristas. Todo iba pésimo, justo cuando empeoró (siempre, pero siempre puede ser peor): ella se fue con él. Se fueron por la ciudad donde había tren subterráneo y autopistas. Esta vez estaba solo, no tenía compañero de travesía y decidí comenzar a buscarla por la ciudad. Justo en la Gran Avenida, la encontré. Había un local de verduras y flores, evidentemente eran ellos, estaba ubicado en un barrio no muy bonito que digamos, había tierra y se veía todo gris, el ambiente no era feliz y se notaba cierta pobreza en derredor. Sin embargo logré disfrazarme y entré al lugar, pasé directo al sector de flores y ninguno me reconoció. Eso me dio oportunidad de hablar con ella. Le dije que era muy buena en su trabajo, le propuse que hiciera un exhibición en un lugar que yo conocía, idea que le encantó (aún no me reconocía) y le mostré algunos posters de lo que sería su exhibición. Ella puso algunos en el lugar y guardó los demás en un cajón que tenía en el local. El día de la exhibición pensé que sería bueno ir a buscarla, pues era la inauguración y tenía que estar un poco antes, además tenía pensado revelarle mi verdadera identidad. Cuando iba de camino casi había olvidado como llegar, sólo recordaba que era en una de las salidas del tren subterráneo que estaba en la Gran Avenida, pero no sabía cual. Estaba fuera del lugar de pago y no era la salida, necesitaba ir a otra estación porque me había equivocado. Miré en mi bolsillo y sólo tenía 110 pesos, cuando el ticket rebajado cuesta 130. Me pasé sin pagar por un lugar donde era baja la barrera, caminé unos pasos y me encontré con unos guardias que estaban en el lugar. Para que no notaran que había evadido el cobro les dije que estaba perdido, que iba a la Gran Avenida y que necesitaba saber cual era la salida, entonces ellos me indican (sin necesidad de viajar en tren hasta otra estación) cual era la salida que yo buscaba, aun les di muy pocas indicaciones. Cuando salgo a la superficie, siento algo extraño, esa sensación de estar perdido que se corrobora con cada segundo que pasa. Se me apretaba la guata y veía una gran autopista en frente. Decidí cruzar corriendo a algún lugar que me pareciera con tierra y un poco gris, como el recuerdo que yo tenía de lo que rodeaba el local donde ellos trabajaban, esperaba poder ver la verdulería y florería. Al rato llegué, pero mi sorpresa fue tremenda cuando una vez adentro del local, me di cuenta que ellos iban escapando, me habían reconocido y huían de mí. Yo estaba solo en el local y había mucha gente que necesitaba ser atendida, mientras dudaba sobre qué hacer, supe que lo más terrible era que ella había sido secuestrada por el robot, pero no se daba cuenta, ella lo seguía irreflexivamente, mientras él se la llevaba justo cuando yo tenía que hablar con ella, tenía que revelarle mi verdadera identidad. a estas alturas yo era un héroe que necesitaba rescatar a su princesa para que la historia tuviera final feliz, sin embargo los había perdido, no sabía donde estaban. Comencé a vagar por la ciudad buscándolos cuando en una estación del tren subterráneo los divisé, estaban en la boletería atrapados por la cantidad de personas que había ahí, él me vio y trató de huir con ella; ella no me había visto y buscaba con la mirada a alguien que seguramente era yo, quien la iba a salvar. Me acerqué corriendo a donde ellos estaban, las personas interrumpían su huida, estaba a escasos metros de alcanzarlos cuando por fin, ella se da la vuelta y me ve. En ese momento yo entré por sus ojos verdes en un estado de nostalgia y alegría, sabía que me había visto y ya sólo faltaba rescatarla de su captor.

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