21 Sept 2018

M de molinos y fantasmas.

Hace rato que elegí volar
y sentir la brisa acariciar mi cuello
como el engaño que respiro y me mantiene con vida;
elegí volar porque arrastrarme resultaba patético
y preferí el glamour de las alturas
con la sonrisa trizada y la apariencia pulcramente descuidada
a estar a vista de todo el mundo
en contacto con sus pies
y recibiendo sus preguntas.

Nunca quise enfrentar las cosas demasiado
volar sólo era la forma más rápida de escape,
pero lo intenté para poder decir que lo hice
que fracasé un poco
y tener una excusa para sentirme vacío
aunque el vacío lo llevo a cuestas desde mucho antes.

Lo cierto es que llevo seis noches seguidas soñando contigo
y ya no puedo fingir no sentirme miserable
por volver a las mismas rutinas de hace diez años
donde mi opaca inteligencia se ve iluminada por una pantalla
que siempre le sonríe a alguien más,
leyendo palabras que cada vez comprendo menos
y la verdad es que estoy tan lejos
que a penas me resultan inteligibles...

Quizá nunca entendí
y sólo ahora el engaño deviene evidente
patente
duro
triste
desolador
de algún modo me calmo
como lo he hecho todos estos años
solo
con el brillo de la pantalla cegándome
con tu mirada lejos de mi alcance
con el encuentro fortuito
ocurriendo en mi sueño
donde ya ni si quiera existe la reciprocidad de una sonrisa
porque incluso ahí
se ha hecho evidente
que en esta cruzada estoy solo
combatiendo molinos y fantasmas.

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