El problema fue a la semana siguiente. El problema fue Coiffeur y Alex Turner. El problema fue esa mirada y esa angustia que me quedó pegada al pecho. El problema se hizo grande cuando dijiste que soñaste conmigo, y yo me preguntaba si acaso se podía soñar con alguien que recién se conoce así, sin más.
10 Sept 2016
Danni
Le dije a K que me gustaste a penas te vi por segunda vez, la primera vez me gustó más tu chaleco que otra cosa. Quizá se lo dije porque fue obvio, además justo había hablado en la tarde de lo mucho que me gustan las niñas con chasquilla. La cosa es que era un gustar-nada, algo tan superficial como hablar de carrete, copete, mariguana, etc. Hasta ahí todo según lo planeado, todo bien, todo controlado; pero no, obviamente eres demasiado modesta como para alardear, y te delataron: sabías que la danni hace libros? (ehh... guau.) Es psicóloga, trabaja en el PIE (meh). Pero lo peor devino cuando hablaste, mencionaste autores de quienes habías hecho los libros y me preguntabas si los conocía con tanto cariño y tino, varios nombres salían al baile; nombres que claro, no había escuchado fuera de las cuatro murallas de hueso que resguardan mis sesos en mucho, mucho tiempo. Ya, okey, todo bien todavía, me agradabas más y te admiraba un poco, sólo eso. Conversamos, nos llevamos bien porque había una que otra cosa más en común, y por alguna razón me invitaste a tu casa. Acepté, y eso es todo lo que importa, porque a decir verdad no sabría decir porqué lo hice, no sé si fue una corazonada, si me molestó que P estuviera meando por toda la casa, si fue amor a primera vista, si había tomado un poco de más o no sé, la cosa es que cuando me preguntaste quise y me fui, sabiendo que me daba un poco de temor llegar al día siguiente. Me lavé los dientes y me acosté. Te fuiste a la lavar los dientes, te dije que no, que daba lo mismo, y en eso me estaba quedando dormido. Sentí cómo te acostaste, sentí tus piernas y ya casi me quedaba dormido cuando me di cuenta que tu cara también estaba cerca. No pude adivinar su posición, así que busqué a tientas. No sé cuánto dormimos. Te quise besar en la mañana después que me dijeras que estabas pololeando para que supieras que no fue de curao' y porque tu sonrisa. Sobretodo porque tu sonrisa. Aunque claro, el viento te tenía nerviosa y pasadas las doce volvimos.
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