Ahora sí queda claro que las cosas cambiaron.
No vale la pena pensar en tu tortuga
No vale la pena pensar en Osvaldo
Ambos sabemos que se encontrarán un día.
Algo así como un día tú y un día yo,
y al fin podremos decir que nos vimos.
Aunque se dice mucho
sobre la velocidad de tortugas y caracoles
después que se junten contarán las chauchas
querrán comprar un helado.
Comerán fruta fresca,
serán vegetarianos
y el pasto será para algo más que descansar.
Mirarán el horizonte agachados
y pensarán que el atardecer es eterno.
Sentirán el viento arrasar los dientes de león
y correrán de la mano en cámara lenta para alcanzarlos.
Cada segundo será más longevo que las estaciones
cada mirada será hecha con detenimiento
cada caricia será meditabunda
y no habrá tiempo para las dudas.
Y no habrá espacio para el desdén ni la apatía.
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