2 Dec 2009

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Hoy, por fin, te vi.
No puedo explicar la emoción que sentí al verte,
mi anhelo más deseado,
mi deseo más oculto...
Estabas triste y te regalé un abrazo tímidamente,
te dije palabras amables y lloraste acurrucada en mi pecho.
Te comenté que está bien llorar
que si es necesario, hay que hacerlo;
pero sin perder la esperanza...
te dije que la esperanza se asoma cuando,
al terminar el llanto,
se esboza leve una sonrisa.
Entonces levantaste la vista,
me miraste tierna,
y sonreíste.
Invariablemente devino el llanto
desconsolado
profundo,
como agradeciendo mi gesto.
Cuando quise preguntar porqué llorabas
se acabó el camino de regreso,
abrí la reja de mi casa
y todo volvió a ser como antes...

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