Artículo primero: No importa el trabajo, cuando se está feliz sólo hay tiempo para estar feliz y para disfrutarlo sin que nada lo arruine.
Parágrafo único: Toda vez que se haga ejercicio de este derecho se puede pedir un deseo.
Artículo segundo: cada vez que la realidad se vuelva opaca y que la sonrisa se oculte tras la niebla; la vista se vuelva borrosa y los colores se corran como la pintura de un payaso de zapatos rotos con la lluvia, se tiene derecho a un abrazo que detenga el tiempo y lo limpie todo con la candidez del afecto, como el cielo transparente en un día frío de sol después de la lluvia.
Artículo tercero: Se extiende el derecho a usar los anteojos que más le gusten, pero sobre todo, aquellos que distorsionan la realidad: los anteojos del amor, la poesía y la imaginación.
Artículo Cuarto: De ahora en adelante no habrá de qué sentirse culpable, porque sólo cosas buenas pasarán a causa tuya: el despertar en las mañanas, detener el tiempo en los pastos húmedos y el atardecer leve que se alza en tus mejillas.
Parágrafo único: El ejercicio del derecho a no sentir culpa es irrenunciable y obligatorio, la culpa será desterrada y olvidada junto con el prejuicio y la envidia.
Artículo quinto: Todas las mañanas de domingo serán rosadas y acompañadas por la brisa leve de un respiro. Las tardes serán amables y la noche acaecerá suspirando en tu mirada.
Artículo sexto: Las miradas que se cruzan quedarán enlazadas por el manto de la ternura; las caricias serán sinceras y nunca habrá daños que lamentar, porque todo será aprendizaje. Las miradas extraviadas encontrarán lo que perdieron ayer en los paisajes nuevos de hoy y aunque se extraviaren de nuevo, ya sabrán el camino a casa (ese lugar donde siempre hay alguien esperando tu llegada)
Artículo transitorio: La vigencia de esta ley es retroactiva y se puede exigir desde siempre. Asimismo se estipula la inderogabilidad de todos y cada uno de los artículos de este documento, incluyendo este.
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