Estaba echado sobre una piedra, cuando se acercó una bolita de pelos. A medida que yo me incorporaba y lograba hacer que mis ojos enfocaran, a la bolita de pelos le aparecieron patas, orejas, una cabeza distinguible y una cola simpática. En la cabeza (absolutamente distinguible como he dicho) había ojos, nariz, boca, lengua. En la boca había también dientes, así como presumiblemente dentro de su cuerpo había huesos, sangre, tendones. Evidentemente era un cachorro de perro. Me parecía tierno: me inspiraba gran ternura. También me hizo pensar que era muy similar a mí, quizás hubiese más similitudes que diferencias. Era curioso, le gustaba experimentar con el mundo que estaba conociendo, y también era capaz de aprender. Si había un lugar del que se caía, no volvía a subir; si algo le produce dolor, procuraba evitarlo; si algo le producía placer, intentaba repetirlo hasta que al cabo de un tiempo le aburría y se iba a hacer otra cosa.
Cuando miro en los ojos de algunos humanos, a veces siento que son bestias, me produce miedo mirar algunas personas, como si su ira se fuese a volcar sobre mí. Hay otros humanos que son hermosos, que me inspiran ternura. He sido bastante vago en mis (im)presiones lingüísticas en este texto, sin embargo, eso es sólo algo que me parece. También me parece que es una falta de sensibilidad matar ciertos animales sin piedad, me parece que puede ser sólo un parecer mío; pues puede que sólo a mí se me aparezcan esas patas, orejas y esa cabeza distinguible; a veces pienso que sólo a mí (y a algunos(as) más) se me aparece la ternura.
Aclaración: Texto producto de un momento. Quizás en otro momento las cosas sean distintas.
Advertencia: Texto producto de mi subjetividad y el modo según el cual hago que se me aparezcan las cosas.
No comments:
Post a Comment