18 Apr 2018

Hoy pensé, descuidando a propósito las rigurosidades conceptuales para conservar la simpleza, que el machismo esconde dos formas esenciales que deben ser consideradas y en lo posible cambiadas, aunque son dos caras de la misma moneda. Por un lado está el privilegio que se concede, generalmente a hombres, pero -en menor medida- también a mujeres. La otra cara es la discriminación y las violencias que padecen muy mayoritariamente mujeres, pero también, en algunos casos muy minoritarios, algunos pocos hombres. Como respuesta, lo obvio, sería detener la discriminación y las violencias. Punto. No hay discusión en esto, creo. No queremos más mujeres violadas por manadas de hombres ni más Nabilas ni un largísimo etcétera de vejaciones y atrocidades. La insensatez de tratar de comparar las situaciones de vejación sistemática de mujeres y hombres, es como comparar la DIMENSIÓN y ALCANCE de las atrocidades que sufrieron los torturados, asesinados y detenidos desaparecidos, con la violencia de que fueron víctimas los militares y civiles que apoyaron la dictadura en DIMENSIÓN Y ALCANCE. Es tonto (revisionista y poco honesto), ud. no lo intente.
El otro tema son los privilegios: hay que renunciar a ellos. Cuando yo, machito, estoy sentado (viendo tele o mirando una mosca) en el contexto que sea y veo que sólo las mujeres ayudan en la cocina, estoy disfrutando el privilegio (abundan miles de ejemplos por todas partes). Corre para todos los casos? No. Puede haber coincidencias, turnos, lo que sea, pero se entiende la idea, buscar la quinta pata al gato es un signo que ud. no quiere renunciar al privilegio. Si yo, hembrita, veo que hay que acarrear leña o cosas de peso y sólo los hombres se hacen cargo mientras me quedo con las demás hembritas cuidándome las manos, estoy disfrutando el privilegio. Si acepto que repetidas veces él (o ellos) pague(n) la cuenta, estoy aceptando el privilegio. Igual que en el caso anterior, si ud. busca la quinta pata al gato, simplemente no quiere renunciar al privilegio.
Ahora bien, no faltará quién diga que no es necesario eliminar o renunciar a los privilegios, sólo hay que eliminar la parte mala, las discriminaciones y las violencias. Esto, si bien es posible en el discurso, lamentablemente en la práctica no es tan sencillo, por dos razones fundamentales (y muchas más, pero es por no extender en demasía la idea, antes que se me escape). Primero, son dos caras de la misma moneda. La moneda se llama machismo o patriarcado y no viene una sin la otra, porque la moneda es una sola. Es decir: hay prácticas de privilegio que vienen aparejadas de situaciones desventajosas y es bueno exponerlas. Por otro lado, siguiendo un ejemplo mencionado, a los hombres también les cuesta transportar cosas pesadas y una lógica de colaboración ayuda a la empatía, a generar sentido colectivo, etc. Es menos eficiente? probablemente. Es más importante esta eficiencia que los beneficios descritos? difícilmente sea justificable. Claro, nadie a buenas y a primeras quiere renunciar a un privilegio mucho menos por consecuencias tan etéreas como tener una "mejor sociedad" o una "convivencia más empática y colaborativa", es más, por lo mismo, dudo que el cambio o el convencimiento vaya por ahí, mucho más cuando la racionalidad para ver lo conveniente estás tan sesgada por la vanidad o el prejuicio. Pero Aún así creo que esta reflexión va más dirigida a mi propia comodidad que a la de lxs demás.