30 Jun 2017

Cuando estoy triste no me veo inteligente
Si no estuviera así quizá me importaría cómo me ven...
quizá aún así no me importaría. 

23 Jun 2017

No alcancé a despedirme de ti, porque cuando te fuiste yo estaba lejos, muy lejos y muy adentro en muchos océanos. No pude navegarlos apropiadamente, no supe hacerlo, no supe abrirme a la manera honesta de tus manos, sólo me escondí en el mar que brotaba de mis ojos como niño asustado tras la falda de su abuela.
También, es cierto, tu partida hirió lo más profundo de mi orgullo y no supe dejar ir esa ofensa a tiempo, mucho menos agradecer, porque precisamente fueron las tormentas tropicales que habitaron ese último encuentro las que permitieron limpiarme de mi mismo, quitarme la vanidad pegajosa que me obnubilaba, desvestirme de ese deseo incinerante a tener la razón en todo momento y darme cuenta que entrañaba estar limpio y necesitaba algo seco que ponerme, algo que no se me pegara al cuerpo.
Aprovechando que te estoy escribiendo, y que no lo hago muy a menudo, quisiera decirte que eres la condición necesaria de la felicidad, eres los pilares y la piedra angular que sostienen la fantasía y el arco de la sonrisa; sé que es tarde y que los verbos deben ser conjugados en otro tiempo verbal, y es que aunque he vivido tan poco y he cometido tanto errores, quisiera permitirme creer que quizá lo pude haber dicho a tiempo... y a pesar que lo digo tarde, cuando quizá estas palabras a penas te alcancen, es porque de algún modo necesito sacarme este peso y esta pena.