Estoy tan lejos de tu dolor, mari,
y aún así daría mi sonrisa para aliviarlo
aunque sea por una sola noche,
en este mar azotado por el invierno
de noches tan largas y tan duras.
Espero algún día sepas perdonarme
por no saber decir algo menos trillado
por no saber ayudarte
por estar tan lejos
y por no saber que hacer con los brazos.
Lamento no tener a mano
el salvavidas de la esperanza en el futuro
o la seda de la risa fácil y liviana
lo cierto es que mis palabras están atoradas
por el trago amargo de su frugalidad.
Yo sé que no es lo que quieres
ni lo que necesitas,
y sé que debería tan sólo desearte el bien...
sé que derramar lágrimas no te ayudará a sentir mejor
ni menos sola
ni más entendida...
Aún así lanzo esta botella al mar
que los peces y las aves ignoran en su paso
que quizá tu misma ignores por extravío
o por vergüenza mía
y es que aunque sea un esfuerzo estéril
siento que no sería yo
si hiciera cualquier otra cosa
que no fuera escribirte
y tratar de decir
de la manera más torpe
mas no por ello menos honesta
que daría mucho más que mi sonrisa
para poder aliviar tu dolor,
aunque sea por una noche
de estrellas fugaces
y personas ausentes.